En medio de la niebla, el pueblo de Meridia se ocultaba, guardando secretos entre sus callejuelas empedradas. Cuenta la leyenda que allí, bajo la luna llena, la flor de loto de jade abre sus pétalos, concediendo deseos a aquellos buscadores de misterios que logren encontrarla.
Leo, un joven con el corazón lleno de curiosidad y esperanza, había escuchado las historias sobre Meridia desde niño. Consumido por el deseo de cambiar su destino, se adentró en el bosque encantado, siguiendo antiguos mapas y leyendas transmitidas en susurros.
La noche de luna llena había llegado, el cielo se despejó, permitiendo que la plata lunar bañara todo Meridia. Leo, siguiendo el aroma místico que parecía guiarlo, encontró finalmente la flor de loto de jade. La flor brillaba, emanando una luz suave y acogedora.
Con el corazón palpitante, Leo se acercó, murmurando su deseo más profundo. Al instante, la flor emitió un resplandor cegador, envolviéndolo en una aureola de luz. Cuando la visión de Leo se aclaró, se encontró en un lugar desconocido, una versión alterna de su mundo donde lo imposible era ahora la realidad.
Meridia le había concedido no solo su deseo, sino también una nueva vida en un mundo donde la magia era el tejido que unía todo. Leo comprendió entonces que su verdadero destino era explorar los límites de lo imaginable, guiado siempre por la mística flor de loto de jade.
